Peticiones de lluvia


En el mes de mayo los ñuu savi y los afrodescendientes del municipio de Huazolotitlán ascienden durante cuatro miércoles continuos a varias cúspides de los cerros de su territorio. Organizado por el Consejo de los Tatamandones, ciertos cargos cívicos y religiosos, tienen la obligación de hacer el recorrido, entre ellos, el Tata Cabecilla, el alcalde tradicional, el alcalde institucional, el fiscal de la iglesia, el capellán, el mayordomo de la Virgen de Asunción, además del rezador y dos cantoras, los acompañan personas de todas las edades que se suman a los peregrinos y que se convierten en cargadoras de la virgen.

Lo describen así: “El fiscal mayor de la iglesia coordina a todos los mayordomos, y organiza el pedimento, 12 si invocan, dijo el maestro - quédate Santiago, quédate Pedro, quédate Juan, yo voy a orar a mi padre, por eso es la señal de la cruz que está abajo (del cerro), le da la recomendación a todos los apóstoles y él se va arriba donde está la Santa Cruz. Huazolotitlán existió 50 años antes de Cristo, Cerro Grande ya estaba desde antes, de ahí se ve Pinotepa Nacional, el mar, Jamiltepec, todo. Los cerros que tienen cruz son los límites de donde puede venir la lluvia de otro lado. Nahuales están viendo allá, y preservan al humano acá. No pasan los rayos, ni la tormenta, por las cruces”.

Varias semanas antes, en la reunión dominical del Consejo de los Tatamandones en Santa María Huazolotitlán se acuerda la fecha en que inicia el ciclo de petición de lluvia con el acenso a Cerro Oscuro, el principal santuario. Desde entonces se avisa a las agencias del municipio en las que la peregrinación llevará a la Virgen camino al cerro y donde serán recibidos en las distintas iglesias para realizar rosarios, comer y beber. Las agencias con iglesia que se visitan son: Cerro Blanco, José María Morelos, la Cobranza y Cerro del Chivo. En el camino se detienen en las cruces que van marcando los linderos de las agencias las cuales están generalmente cubiertas de una pequeña enramada o un techo como una pequeña capilla, ahí se sahúma, se refresca, se retoma el aliento y se continúa el camino. Las cúspides en las que se realiza la petición el primer miércoles son en el Aguacate y en el santuario más importante Cerro Oscuro también llamado Cerro Grande.

El camino empieza con las campanadas en la iglesia de Huazolotitlán al amanecer del martes, suenan tres veces llamando a la gente de la cabecera para empezar la congregación en la iglesia. Van llegando y se juntan alrededor de 50 personas cargando pequeñas mochilas para la peregrinación de tres días, el principal cargamento consiste en agua y tostadas. La imagen pequeña de la Virgen de Asunción, a los pies de la imagen grande que no sale de la iglesia, descansa sobre un petate en su nicho cubierto por un manto azul y blanco que lleva bordadas flores rojas y blancas. Ahí con velas, flores y copal el Tata Cabecilla le implora unas palabras en ñuu savi, enfático y con voz potente le dice:


- Ahora que estoy un poco bien vengo a acompañarlos, porque así está bien, como nos dejaron o legaron nuestros abuelos, qué no se acaben las costumbres, vamos, vamos al encuentro donde es la casa de nuestro padre desde donde está en la gloria, él vendrá, el sabe a que hora vendrá con su agua para regar el mundo donde estamos, la luz grande que viene es de sol, que se está quemando, hace mucho calor en la tierra, el agua se está agotando porque hace mucho calor. Madre mía vamos a llegar ante nuestro padre y nuestra madre, se compadecerán de nosotros que somos personas del mundo y llegaremos al lugar, al encuentro madre mía. Cuando termina, el rezador se coloca frente a la imagen y comienzan los rezos y la bendición con agua bendita.


Entonces se carga el andador de la Virgen entre dos mujeres al frente de la procesión y salen de la iglesia con el anuncio de tres potentes cámaras - cohetes de piso-. El séquito además de los cargos mencionados va acompañado de un campanero que sonoriza los tres días de caminar, un sahumador que va echando copal, un señor que lleva agua bendita en una jarra de cobre la cual esparce sobre la crisma con un palo y algo parecido a una escobetilla y el petatero de la Virgen quien carga un petate sobre el que se coloca el andador, los candelabros con las velas y el sahumador. Así como dos músicos, uno carga sobre su hombro un tambor de dos parches con cascabeles de víbora amarrados de un lado y que se percute con un palo, y un flautista que toca una flauta de carrizo, quienes entonan las melodías de la caminata.

A paso veloz, antes de las ocho de la mañana parte la comitiva, en las calles del pueblo las señoras se acercan para regalar copal, velas y veladoras pidiendo que sean colocadas en la cima del cerro, antes de tomar la carretera se detienen en la cruz que antes era la salida del pueblo, entonces se coloca el petate en la base donde se reposa la Virgen y se adorna la cruz con una planta sagrada llamada siempre viva y hoja de platanar, ahí se riega la cabeza de agua bendita de aquellos que emprenden el camino, el Tata Cabecilla se dirige de nuevo a la Virgen, el rezador bendice y con un cuete se avisa que la caminata a empezado.

Dice Tata Cabecilla: Ahora padre mío que ya llegamos ante tu presencia nos detuvimos con nuestra madre en medio de donde estás qué salimos de la casa de luz pero que ya llegó la hora llegó el día, que llegaremos donde esta nuestro padre hasta el Cerro Grande donde decimos Cerro de Noche, pero ustedes que son Dioses, nuestro padre la santa Cruz, cárguenos bien que somos personas del mundo y venimos con nuestro hermanos Tata mandones y la gente del pueblo, porque vamos a caminar y pasaremos en cada una de las cruces de nuestro padre de la Santa Cruz a medio camino padre mío, por eso hablo contigo porque así está bien, como hablaron nuestros abuelos, los que ya se perdieron, los que ya se apagaron, él que está hincado en la gloria de la iglesia del Pueblo de la Muerte. Ahí están hincados, pero nosotros, vamos con nuestra madre, arrimados a ella porque es nuestra madre, porque ella puso la costumbre sobre el mundo de nuestros abuelos. Los que fueron sabios, los que fueron aire de lluvia, porque ellos vieron y sentaron a nuestro padre hasta allá, está muy lejos donde sentaron a nuestro padre. Pero, los hombres del Pueblo de Cabeza de Iguana, ellos van cerca donde está la piedra grande, padre mío, ellos entran o piden 7 milagros porque está cerca y van a un solo lugar, pero nosotros no podemos porque está muy lejos nuestro padre, no se puede, pero hay muchos lugares donde nuestros abuelos pusieron a nuestro padre Santa Cruz, donde está nuestro padre de la lluvia en este mundo, porque él no vive allá, en nuestra tierra vive nuestro padre de la lluvia, por eso vamos en todos esos lugares con los mayordomos viejos, los fiscales, los señores alcaldes, señores mandones, señores que viven en la iglesia, todos vamos a caminar y vamos a llegar, pero tú que eres Dios, cuídanos en donde vamos, porque así está bien, que no haya dolor con nuestra madre durante nuestro camino, nosotros también que somos personas del mundo que no haya desgracias, que no tropecemos con las piedras, con los troncos, qué no se espinen nuestros pies, porque así está bien, por eso hablo contigo padre viejo. Gracias padre de Dios, madre de Dios, padre santo, así sea.

Huazolotitlán se encuentra en un valle rodeado de montañas cuyas laderas caen durante a 8 kilómetros para llegar a los llanos costeños donde antiguas cuadrillas de la Hacienda de Huazolotitlán conforman ahora la región negra del municipio. En una carretera curveada y empinada caminan montaña abajo rodeados de montes secos en los que la selva baja subcaducifolia pide a gritos unas gotas de lluvia; copales, palo mulato, cacalosuchil, parotas y guajes van bordeando la serpenteante carretera. Pastizales para las vacas rodean también la caminata mientras el sol va subiendo al cenit y calentando a los 35 grados centígrados que climatizaron el esfuerzo de los peregrinos.



Mientras caminábamos Tata Maurilio y Tata Cristián Sánchez me enseñaban los múltiples usos curativos o alimenticios de la vegetación, hasta que llegamos a un ojo de agua en el que se localiza otra cruz. La peregrinación se detuvo a beber agua y comer algunas de las tostadas que llevaban en las mochilas y morrales. El mayordomo de la Virgen de Asunción, Tata Layo, subió la pequeña elevación en la que reposa la cruz y le dirigió en silencio unas palabras. Tata Cristián sacó su jícara y llenó su guaje con el agua fresca que surge de las piedras, una agua en la que habitan peces de color gris, pues en ese aguaje siempre fluye el agua. Después de esas dos horas bajo el sol abrazador el impacto emocional de este pequeño ojo de agua es intenso, rodeado de grandes arboles y plantas de agua como hojas de elefante, se convierte en un reducto de verdor fresco en medio de la sequedad absoluta de los montes circundantes, que se suma a la deliciosa sensación de esa agua pura que sale de las entrañas de la tierra, el objetivo del viaje para pedir la lluvia a los dioses se hace cristalino en la mirada de placer y admiración de los tatamandones ante el liquido precioso.

Alicia, Jasinto, Rusvel y otras decenas de personas van con la mirada al frente, observan los montes, platican poco, la flauta y el tambor ritman los pasos, diría yo apurados, resulta asombroso el animo general, parecen decididos con una alegría serena, el día ha llegado y tienen una misión que encierra varios significados complejos, el sentido personal que consiste en retarse a si mismos en un esfuerzo físico extremo fuera de lo común, una penitencia para obtener el beneficio que da la lluvia para la sobrevivencia, así crecerá el maíz con el que se alimentan el resto del año, el ajonjolí que podrán vender para comprar zapatos, uniformes y cuadernos para que sus hijos vayan a la escuela, la jamaica también puede completar el gasto, pero sobre todo podrán engordar a sus becerros y vacas con los pastos que crecerán para alimentarlas. También van por el bien común, por aquellos que no han podido hacerlo, en un sentido comunitario que engobla no solo a la comunidad sino al municipio entero en un ritual interetnico que refuerza los lazos religiosos entre mixtecos y afrodescendientes. Finalmente la misión también implica cumplir y continuar la tradición de los antepasados, pues se reconoce a Cerro Grande o Cerro Oscuro como lugar sagrado de los mixtecos antes de la colonia, la fe de recibir la gracia de los dioses está imbricada con este territorio y sus dueños desde el inicio de la historia.

La campana suena incansable expandiendo su sonido por los cerros, donde los tropeles de vacas se lanzan al encuentro de los peregrinos, decenas de pezuñas levantan polvaredas hacia los alambres de púas que hacen de bardas combinadas con cercas de palo mulato, las vacas miran la procesión expectantes pues creen que han venido a darles sal, ya que los ganaderos les dan ese mineral en época de secas para que retengan el agua y no se enflaquen demasiado, las llaman con una campana y está vez se alejan con la boca vacía después de mirar el paso de la virgen, de una extraña manera han participado en la peregrinación.

Después de ese primer generoso descanso en la sombra del aguaje seguimos por los llanos que han comenzado, planicies costeñas que varios kilómetros más adelante van a dar al mar, ahí grandes extensiones de encierros de ganado vacuno, sembradíos de palmeras cocoteras, huertas de limones y papayas enmarcaban el paisaje hasta La Parota, lugar de sombra de varios inmensos arboles de este tipo, donde una enramada protege la siguiente cruz, ahí esperaban personas de Cerro del Chivo con aguas frescas de jamaica y limón y sillas para recobrar el aliento después de cuatro horas de caminata a paso rápido bajo el sol inclemente del mediodía. Después de sahumar la cruz proseguimos en el camino hacia Cerro Blanco, antes de llegar nos alcanzaron algunos habitantes de ese poblado, una cuadrilla de población negra ahora convertida en agencia municipal, dos cantoras tomaron la dirección de los rezos, cantando alabanzas a todo pulmón, como indica el protocolo ritual, las personas que van recibiendo en las cruces al inicio de los limites de su territorio serán las encargadas de cargar a la virgen, aumentada la comitiva llegamos con cuetes a la iglesia, después de colocar a la virgen en su petate, repartieron agua, descansamos en la cancha techada de la comunidad. Ahí me contaron que cuando vino el huracán Paulina en 1997 se inundó el pueblo y tuvieron que mudarse, lo rehicieron completito más arriba en el lugar que ahora se encuentra, luego sirvieron huevo en salsa con abundantes tortillas antes de continuar el camino a las tres de la tarde.

Seguimos caminando hacia José María Morelos, se repitió la parada en las cruces, la llegada a la iglesia, el rosario y la comida. A las seis de la tarde, llegamos a La cobranza, comunidad al pie de Cerro Grande. La gente amable nos invitó a utilizar sus pilas de agua para jicarearnos y quitar el sudor del día para poder descansar bajo la noche fresca en el pequeño atrio de la iglesia dormimos sobre sillas o petates. En el cielo las estrellas brillaban con fuerza y el murmullo de la plática fue intenso durante largas horas. Las conversaciones en ñuu savi se hacían por pares o en pequeños grupos, lo que me compartieron en español tenía que ver con un análisis concienzudo del día, cuanto tiempo se había caminado en cada trayecto, la respuesta de las comunidades a nuestro paso, quién había ofrecido qué, en qué se diferenciaba del año anterior, además de varios procesos políticos de la micro región y de Huazolo, de la sección 22 y del nuevo gobernador zapoteco de Oaxaca, entre otros temas, pero sobre todo se hacía hincapié en que lo que significaba un verdadero esfuerzo de toda el ritual, era subir el empinado cerro durante el amanecer del día siguiente.

A las dos de la mañana sonaron las campanas y tiraron un cuete, sin mucha prisa pero de forma constante los peregrinos se levantaron, tomaron café de olla que alguien del pueblo había hecho en una fogata, luego recogieron sus cosas, en ese momento alguien preguntó -¿Cómo durmieron? Bien, contestaron, entonces el Tata dijo, es el Señor del Sueño, limpia la mente para que subas bien. Enseguida una de las cantoras comenzó las alabanzas con su dulce voz, un rato después se entonaron un par de oraciones, cantaron todos dentro de la iglesia, luego cargaron a la virgen antes de las tres y anunciaron con tres cámaras que cimbraron el mundo que el comienzo del ascenso a Cerro Grande había comenzado.

Dicen de la subida: “Si uno se comienza a sentir mal pues mejor ya no suba porque no va a llegar. Y sí, invoca, porque dicen, dijo, dijo el maestro «Quédate Santiago, quédate Pedro, quédate Juan, aquí quédense, yo voy a orar a mi padre». Sí, está bien. Por eso es la señal de la cruz que está abajo, pero él le da toda la recomendación a los apóstoles entonces el sube hasta arriba, que es el último. Esa es la intención de los sabios que hicieron eso, y él que no va con esa intención entonces nomás no llega”.

A un paso mucho mas veloz que el día anterior, o tal vez por la oscuridad de la noche así se sentía, los peregrinos casi corrían por la terracería, la campana, la flauta y el tambor habían aumentado la velocidad del ritmo la compacta comitiva caminaba acompasada alumbrando con escasas lamparas el polvo que levantaban cientos de pasos apurados, tenían claro que había que llegar antes de la salida del sol. Al principio no muy empinado la caminata avanzó poco más de una hora, los cambios de cargadores de la virgen se hacían rápido y había muchos voluntarios, luego empezó la subida hasta llegar a la cruz del Aguacate. Ahí comienza el encanto en Cerro Oscuro, pues se acaban los pastizales y comienza la selva tupida donde viven los tigres, lugar peligroso que les pertenece y en el que les gusta declarar su poderío.

Después de un breve respiro, fue notorio que la peregrinación se había desmembrado, algunos focos se veían tintineantes a lo lejos, pero la virgen que siempre va al frente, como si una voluntad colectiva supiera que tiene que avanzar rápido y hasta adelante se empezó a confrontar con la escasez de personas com capacidades suficientes de cargar el pesado andador en la subida que ya era difícil de caminar de por si. Y se puso peor, la terracería se convirtió en una vereda sinuante en medio de la selva seca llena de ruidos y en la completa oscuridad. Valía la pena agarrar cada quien su ritmo y no caer en un posible precipicio. En la camaradería del momento nos rebasábamos amablemente para luego ser rebasados por los que habías dejado atrás, fue grande mi alegría ver que me alcanzó Tata Cristián, solo le dije - ya me alcanzó el tigre.

La única manera que encontré para lograr seguir poniendo un pie después del otro fue gracias a que alguien me arregló un palo del monte para utilizarlo de bastón, además de concentrar mis pensamientos no en el camino que faltaba, la dificultad y el sudor que ya había mojado toda mi camisa, sino en el significado que llegó a mi mente de manera natural, una especie de rezo o letanía pidiendo lluvia y bendición para los ñuu savi que me habían invitado a acompañarlos, pero además una lista de nombres con una pequeña intención de mucha gente que quiero y que vislumbré necesitados de esa fe en mi para enviarles algún tipo de energía divina para su bienestar, solo así llegué, y tuve el enorme privilegio de sentir intensamente la devoción colectiva por el bien común a partir de un esfuerzo personal, el sentido de la fiesta indígena y lo comunitario del ritual. Todavía en la oscuridad después de casi tres horas de un esfuerzo en el que me preocupaba que me explotara el corazón y la sobrevivencia de los ancianos que subían, llegamos a la cima coronada por diez cruces antes de las seis de la mañana.

La corona de la gran montaña de Cerro Oscuro tiene en la cima una pequeña plaza plana de alrededor de cien metros con algunos arboles menores y dos grandes parotas, llena de hojarasca y en la oscuridad los peregrinos encuentran un respiro y descansan de la subida. Alguien prende un brasero para que arda el copal. En su extremo poniente un montículo de piedras amontonadas hasta los tres metros de altura sostiene las cruces, frente a la cruz mayor se coloca el petate y la parafernalia ritual de la virgen, entonces se descansa ahí su andador y comienzan las bendiciones, múltiples personas sahúman las cruces y a la virgen, se prenden las velas y se reparte agua bendita, mientras los Tatamandones adornan las cruces igual que la primera, con la planta siempre viva y hojas de plátano. Entonces se forman dos filas, una de hombres y otra de mujeres, el Tata Cabecilla dice una palabras en ñuu savi y empieza a repartir unos bastoncillos hechos con las mismas plantas, además de una vela a cada asistente, entonces pueden pasar frente a las cruces.

Tyatya cabecilla Beto dice unas palabras sagradas: 


Están bien ustedes hermanos mandones, ya definimos bien el trabajo dentro de esta casa de trabajo, donde están el alcalde y los señores mandones para el milagro que pediremos en nuestra visita con nuestra madre donde empezaremos a caminar con ella, saldremos con ella el día, el martes ustedes hermanos mandones, ustedes señores fiscales, ustedes señores mayordomos, ustedes señores mayores, hoy ya caminamos, este largo camino en el llano, largo el camino ya caminamos con nuestra madre y ya llegamos donde está nuestro padre donde nosotros le llamamos El Cerro de la Oscuridad, venimos con nuestra madre porque queremos agua para beber, queremos agua para bañarnos, queremos agua para que tomen nuestras vacas, queremos agua para que tomen nuestros burros, queremos agua para que tomen nuestras mulas, para todos los pájaros de nuestro padre de la lluvia, sus iguanas, que se quede el agua en los hoyos de las ramas de los árboles para que puedan tomar sus iguanas, ustedes hermanos mandones, ustedes hermanos, muy bien porque ya vamos a entrar al rosario con el señor cantor, con el señor músico, donde venimos arrodillarnos ante la imagen de nuestra santa cruz pasión, el que está arriba de la iglesia de nuestro padre de la lluvia, pero, está muy bien para que no desaparezca y no se acabe nuestras costumbres que dejaron nuestros abuelos, nuestras abuelas, ustedes hermanos mandones, ustedes señores mayores, ustedes señores músicos que estamos en este lugar donde está nuestro padre, pero pido con palabra grande del alma a nuestro padre que es Dios, nuestro padre de la lluvia, porque yo también ya llegué a este lugar con nuestra madre, ella ya está en la gloria con nuestro padre de la lluvia y nosotros ya estamos donde está nuestro padre la Santa Cruz que está en medio de la cabeza de nuestra iglesia nuestro padre Dios la lluvia, pero hay una persona que va a sostener el trabajo, con el viento sagrado, que dio nuestro a mí que soy también que soy gente de este mundo, que soy gente de tortilla, gente de agua, gente de cáscara, gente de trapo, pero me dio la fe y la gracia.


Explican los Tatas la importancia de Cerro Oscuro: 

Cada temporada de lluvia vienen los que son sabios, entonces eran aire, cada año venían, antes todos los señores sembraban maíz, no se conformaban lo que había pasado y echaban aire, lo tumbaba el maíz, parecía que había pasado un río. Hay aire que es caliente y hay aire frío, hay lluvia con agua caliente, son eso lo que ellos traían, eso siguió y sigue, nomas que nosotros no nos damos cuenta, cada año, cada año, sucede lo mismo, pero no nos damos cuenta por que no somos sabios, por eso pusieron la Santa Cruz, para defenderse de eso, por que la Santa Cruz va a ser como guardia de nuestra población, por que cuando viene algo malo está la Santa Cruz, pero ahí en ese cerrito, está la gente sabia, ahí viven, pero de eso no nos damos cuenta. Son como dioses, empiezan a avisar por que viene algo malo, siempre cuando viene algo malo por ese lado, sale un rayo arriba de la Santa Cruz, truena, lo ataca y si aquellos vienen.

Por eso es que la Santa Cruz es la que manda como patrón, la de Cerro Grande o Cerro Oscuro, y tienen esa comunicación con todas las cruces de todos los cerritos, él se da cuenta que ya viene algo y avisa a los demás, son guardias que se comunican que ya viene algo. Se pide la lluvia pero también se pide que no pase nada, que no haya daño, si viene el huracán que no haga mucho daño, oración que pide el perdón y de comer, mensaje que se lleva a la cruz que están arriba en los cerros. Hay alguien que está cuidando.

Así, los ñuuu savi siguen haciendo sus rituales en tiempo y forma, ¿para qué? Para adelantar su espíritu del humano allá, con mucha fe y devoción, si vas con una mente no bien, mejor no vayas, hay un Fiscal Mayor que ordena la mente de todos los creyentes que van a participar allá en la cruz, que es la base fundamental para nosotros los ñuu savi.

Cuando nos va muy bien, bendito sea el señor, porque mando todas las riquezas para sus hijos, sabemos dar gracias por medio de los mayordomos, por que son ellos que ya se fijan que vas a hacer esto, los tatamandones dicen - tu vas a hacer esto y tu lo otro hasta donde puedas, no grandes cosas, porque cuesta, pero con gratitud a la gracia de dios y a la gracia de nuestra obra espiritual y esto entra dentro de la protección del pueblo.



Producción, dirección y guión: Consejo de tatamandones de Santa María Huazolotitlán.
Cámara y edición: Natalia Gabayet.
Apoyo en la producción: Presidencia Municipal de Santa María Huazolotitlán.